DIARIOS DE UN DOMADOR DE IA

La hiperabundancia de imágenes que nos ofrece la IA no solo es precariedad, también pueden propiciar narraciones, algo mucho más difícil de crear cuando acudimos a las imágenes creadas con modelos humanos. De hecho, una gran parte de las personas que se consideran «artistas de inteligencia artificial» tienden a crear mundos personales (que paradoja que una inteligencia artificial pueda facilitar la creación de mundos personales): imágenes en torno a un tema, una obsesión, imágenes que se matizan las unas a las otras y que crean una narración abierta, deshilachada, llena de flecos y con muchos espacios a rellenar por el espectador.

La narración de las imágenes es una narración sin principio ni final, una neblina que envuelve al espectador. Las imágenes que elaboramos con la inteligencia artificial son las partículas de agua que constituyen esa neblina narrativa.